CONOCE TU HILO: Fibras Vegetales y Man-Made (celulósicas)

En el post de hoy vamos a revisar las cualidades y características de las fibras de origen vegetal y artificial o lo que se conoce como "man-made". Este tipo de fibras son aquellas que, aunque tienen origen vegetal, tienen un proceso de manufacturación en la que se alteran las propiedades originales de la fibra natural. 

Además de las fibras que provienen de los mamíferos domésticos que vimos en el anterior post sobre fibras, en la actualidad podemos encontrar en el mercado de hilados fibras de origen vegetal o de la seda de las orugas.

¡Veamos qué tienen que ofrecernos este otro tipo de calidades!

Las fibras de origen vegetal se obtienen del procesado de los tallos o de las semillas de las plantas.

Empecemos por la más famosa: el algodón. Al contrario que las fibras animales, el procesado del algodón consiste en la deshidratación de las fibras que crecen en torno a la semilla de las flores del algodón. Esto tiene como consecuencia que las fibras del algodón sean densas, cortas y con muy poca elasticidad.

Cómo ya vimos, las fibras cortas necesitan mucha más torszión para poder mantener la tensión del hilado. Así que, cuando vayas a adquirir un algodón o una fibra que contenga un buen porcentaje de algodón, mi recomendación es que observes bien la torsión. Si el hilado no está suficientemente torsionado, la prenda va a ceder muuuuuucho con el uso. Esto no tiene porque ser un problema, pero es importante tenerlo en cuenta tanto para tejer un patrón como para usar este hilo en un diseño propio.

El algodón, al contrario que la lana, no es aislante sino termorregulador, por eso se usa mucho en verano ya que hace que el cuerpo no conserve el calor y lo expulse hacia afuera.

Entonces, ¿debemos olvidarnos de usar algodón en invierno? ¡Claro que no! Las mezclas 50% lana / 50% algodón crean unos hilados perfectos para todo el año en los que se combinan a la perfección las cualidades de las dos fibras: es la mitad de cálido y la mitad de fresco y la lana compensa la falta de elasticidad y torsión del algodón.

Tradicionalmente, pensamos en el algodón como una fibra que sin teñir es de color blanco o crudo. Sin embargo, el algodón sin teñir tiene un tono verde pálido. Para la industria textil las fibras que tienen color son menos valiosas ya que pueden venderse por menos valor. Sin embargo, para nosotras las tejedoras las fibras con colores naturales sencillos, ¿no son un verdadero placer?

Es posible que hayas visto en más de una ocasión un tipo de algodón brillante y con cierto tacto sedoso. Ese tipo de algodón tiene un tratamiento especial que se conoce con el nombre de mercerizado. Esta palabra viene del apellido del estampador John Mercer que accidentalmente dejó caer algodón en una solución de soda cáustica que rehidrata las fibras haciendo que vuelvan a ser mucho más brillantes y resistentes.

El otro gran conocido por las tejedoras dentro del mundo vegetal es el lino. El lino, no proviene de las semillas sino del tallo de la planta de la linaza o lino.

El lino es una fibra que se ha utilizado para la industria textil desde hace muchísimo tiempo, pues, como probablemente sabrás, ya se usaba en el Antiguo Egipto.

Los hilados creados con lino son muy polarizantes porque no tienen nada de elasticidad y tejerlos no da un resultado demasiado parejo a primera vista.

Lo mismo sucede con el cáñamo, otra fibra vegetal que procede del tallo de la planta.

La tercera de las fibras de la familia de las fibras vegetales extraídas del tallo es el bambú.

El bambú es mucho más resistente y brillante que el lino. Es una fibra con cierta elasticidad por lo que es ideal para calcetines de verano en los que necesitamos resistencia y flexibilidad.

Esta es la base de bambú para calcetines del Robledal de La Santa. Una base que me parece muy buena para tejer calcetines de "entre-tiempo" o para climas más calurosos. 

 

La seda es una fibra muy especial ya que está a caballo entre las fibras proteicas y celulósicas. Evidentemente, es de origen animal pero tiene propiedades similares a las fibras de origen vegetal. ¡Veámosla en profundidad!

Seguramente has oído hablar de la seda mulberry procedente de los gusanos de seda que se alimentan de las hojas de morera. Este tipo de seda es un hilo contínuo y translúcido con el que el gusano crea su capullo de un blanco impoluto. Este tipo de seda es la más preciada ya que procede de gusanos salvajes, mientras que la seda “cultivada” adquiere un color más amarillento. En cualquier caso, ambas son fibras largas con una caída y un brillo inigualable. Además, es una de las fibras más resistentes y que absorbe el color de una manera muy bonita.

Los hilados compuestos por seda están habitualmente mezclados con fibras animales con mucha caída como la alpaca, el mohair o el cashmere para crear hilados más estructurados y resistentes al roce y para darle a la seda cierta elasticidad.

Curiosidad: el hilo continuo de un capullo de seda puede llegar a ser tan largo como un campo de fútbol.

Cómo has podido imaginar para que el gusano abandone el capullo tiene que romperlo, causando un agujerito que genera una discontinuidad en la fibra. Al mismo tiempo que muerde el capullo para salir, segrega un tipo de sustancia que tiñe la fibra de color té. Estos trocitos de distintos tamaños son hilados y convertidos en lo que se conoce como seda cruda y que tiene un aspecto mucho más rústico que la seda procedente de capullos que no han sido “mordidos”.

Si hacéis click AQUÍ podéis ver as calidades con seda que trabaja Marga de Greta & the Fibers. Para verano o para chales en los que queráis un efecto elegante y con mucha caída os recomiendo la Sac. A priori, tejer lace siempre nos asusta un poco pero, yo la he tejido doble para camisetas y queda muy bonita y... lo mejor: ¡son 750 metrazos!

El cultivo de gusanos de seda para la producción textil se conoce con el nombre de sericultura y es un proceso complejo en el que interviene la mano del hombre por lo que sigue siendo muy caro y está reservado casi para la alta costura.

Por ello, ante la constante y creciente demanda textil desde el siglo XIX nos ha llevado a buscar formas de replicar esta fibra de origen animal de manera artificial.

La producción de “seda artificial” consiste en la extracción de micro fibras celulósicas que provienen de la pulpa de la celulosa de distintos árboles. Durante el proceso las fibras se recortan y se fermentan hasta obtener una pasta de la que se crean filamentos líquidos que se endurecen en una solución de ácido sulfúrico secada con aire caliente.

Cuando este proceso se estandarizó surgieron un nuevo tipo de fibras de origen vegetal pero de producción artificial que se conocen a día de hoy como fibras “Man-Made” (hechas por el hombre) y la más común es el rayón.

Este proceso puede hacerse de todo tipo de árboles por lo que habrás visto que existen fibras como la “viscosa de bambú”. Durante este proceso se pierden las propiedades de la fibra de bambú y adquieren las propiedades de la “viscosa” por lo que debemos considerar los dos tipos de hilados completamente diferentes aunque su procedencia sea la misma.

Los hilados de viscosa son muy poco elásticos y se dan muchísimo de sí ya que las fibras que contienen son largas y “sedosas” y nada las sostiene entre sí.

En los últimos años es probable que hayas oído hablar del tencel. El tencel es una fibra que se produce de la pulpa de la madera de eucalipto con certificación FSC por lo que la convierte en la fibra celulósica más respetuosa con el medio ambiente que conocemos hasta la fecha.

El tencel es similar al algodón pero su procesado requiere muy poca agua y las fibras pueden ser recicladas por lo que su impacto medioambiental es menor. Además, el tencel es mucho más resistente y no se encoge tanto como el algodón.

Se trata de una fibra ideal para tejer, ya que es una fibra altamente higroscópica, como la lana, muy suave -para las personas con piel sensible- y además, resistente a la lavadora.

Yo la he utilizado el tencel para mi patrón Wicked Sweater y os la recomiendo 100%.